Siempre le hemos dado mucha importancia a la relación entre las personas, a la calidad de los vínculos que se generan, a los encuentros que se pueden producir con otras personas. Cuando estos encuentros se dan entre seres humanos abiertos que se permiten y permiten el fluir y la espontaneidad entonces se produce algo maravilloso. Se produce la sinergia, el enriquecimiento mutuo, se multiplican las posibilidades de cada uno de los interlocutores. En estas condiciones, casi todo, el intercambio se vuelve fecundo.
Por otra parte, desde hace ya muchos años hemos tenido la fuerte impresión primero y luego el firme convencimiento de la pobreza, la infertilidad, la estulticia de los debates, de las disputas ideológicas, conceptuales, teóricas. Muchas veces dichos espacios se convierten en competencias para demostrar, demostrarse quién tiene “la razón”, quién sabe más, quién derrota al otro. Se trata del conocido diálogo de sordos. Es difícil en tales contextos tanto la generación de nuevas ideas como la posibilidad de arrojar luz sobre nuevos desarrollos conceptuales.
En virtud de lo expuesto se nos ocurrió acuñar un neologismo: “crealogar” para nombrar así a los diálogos fecundos y creadores que se pueden producir entre dos o más personas. Crealogar es entonces 'crear hablando' ”.
Autor: Lic. Carlos Churba