Creatividad, Vocación, y Crisis Laboral
Lic. Liliana Gimeno
“¿No sé qué me pasa? Siento que quiero abrir otras cosas, aunque no sé
exactamente cuáles”.
“Creo que en cualquier momento me despiden, no sé qué voy hacer… tengo
que sostener una estructura con hijos acostumbrados a ciertos gastos,
pienso esto y me ahogo, me falta el aire…"
La llegada al consultorio de muchos pacientes que, en plena etapa productiva, buscan inserciones nuevas en el campo laboral, me hicieron pensar con mayor hondura los temas vinculados a la Reorientación Vocacional y de Carrera Profesional de los adultos.
Dos variables fuertes inciden notoriamente en las nuevas búsquedas de incorporación en el espacio de trabajo:
El primer aspecto está vinculado a la persona atravesada por dos posibles situaciones
a) deseo incumplido, suspendido
b) descubrimiento “tardío” en un momento evolutivo inesperado para una reelección vocacional.
Esta primera situación se presenta como una crisis a nivel personal con raíces en el propio encuentro de la persona con las realidades que atraviesa en su cotidiano vivir.
La otra variable que mencioné está vinculada a las crisis de nuestro país, con escenarios inmersos en un contexto internacional con fluctuaciones importantes y encrucijadas resultantes del agotamiento de modelos políticos, salarios inadecuados, disminución en las ventas con las consecuentes contracciones del mercado laboral, en definitiva, todos elementos que se yuxtaponen para pérdidas de puestos de trabajo en momentos imprevistos por el ser humano que debe avizorar un nuevo horizonte laboral en medio de un stress que lo debilita para tal empresa.
Vemos hasta aquí dos tipos de crisis, una que podríamos llamar crisis estrictamente personal donde sólo juega la propia historia, deseos, presiones familiares, miedos a la hora de elegir y decidir y otra, que podríamos llamar crisis contextual que es la resultante de políticas socio-económicas en el mundo globalizado que vivimos con nuevas legalidades y velocidades que imprimen una modalidad distinta en la relación ser humano-trabajo. Esta macrocrisis hace blanco en cada persona de una forma peculiar según estén dadas las condiciones que enmarcan el momento vital de cada cual y traen en un gran número de casos angustia, ansiedad, miedos, con posibilidad de propiciar la aparición de enfermedades de diverso tipo. Vemos así que la crisis contextual puede golpear de diversas formas a seres individuales, familias y empresas que se ven enfrentadas a resolver problemas económicos acuciantes e inesperados.
Sabemos que hoy es necesario pensar un nuevo mercado de trabajo, con las readaptaciones que todo cambio requiere. En la era industrial, el trabajo era para toda la vida, hoy vemos que hay una clara tendencia a los servicios del autoempleo. En este punto es necesario dar un espacio significativo a la creatividad ya que sería deseable que las personas pudieran tener las herramientas para generar su proyecto propio de trabajo.
Por otra parte el concepto de “tercerización” se va imponiendo, con lo cual cada persona necesita ampliar más aquello que puede ofrecer en su trabajo. La búsqueda entonces de ideas novedosas que hagan marca distintiva en el medio en que se mueven y el desarrollo del propio proyecto garantizaría una mayor estabilidad.
Estamos pues ante lo que se podría llamar la empresa unipersonal, en tal sentido todo aquello que facilite el despliegue de la creatividad, la búsqueda de alternativas, la mirada puesta sobre nuevos desafíos, respuestas originales a viejos problemas y creación de nuevos problemas harán posible la creación de seres humanos acordes a las exigencias de una época atravesada por los cambios que trae en nuevo milenio.
Como terapeuta especialista en Orientación Vocacional-Ocupacional atiendo consultas ligadas al trabajo, ya sea en el momento inmediato una vez terminada la escuela media (en general etapa adolescente) o en cualquier momento de la vida de aquellos que consultan por insatisfacciones de diverso tipo (en muchos casos adultos). Este segundo tipo de consulta se ve incrementado cada vez más debido a las siguientes causas, entre otras : crisis económica, cambios producidos por la tecnología y mayor libertad para cuestionar el quehacer laboral
Muchos de los interrogantes y expresiones que he escuchado giran en derredor a temas ligados a:
-Obtención de una titulación
- Resultados económicos,
-Tiempos de elección (tiempos marcados desde un afuera, ya que el medio social y la estructura de enseñanza señalan en forma tajante un momento para estudiar y otro para inserción en el campo laboral, es decir, cambios de etapa, que, en muchas oportunidades no se ajusta al deseo o a la posibilidad de cada ser singular)
“¿No sé qué me pasa? Siento que quiero abrir otras cosas, aunque no sé
exactamente cuáles. “
“Creo que en cualquier momento me despiden, no sé qué voy hacer… tengo que sostener una estructura con hijos acostumbrados a ciertos gastos, pienso esto y me ahogo, me falta el aire…”
“Si quisiera retomar aquello de mis años juveniles no sé qué dirían mis hijos”.
“Descubrí que me gusta el mundo informático, y aunque me cuesta aprender algunas cosas siento que no me puedo despegar, me apasiona… No siento lo mismo cada vez que tengo que ir a trabajar”
“Sé que me siento frustrado, no sé si quiero seguir trabajando en el mismo
lugar, haciendo lo mismo, con la misma gente de siempre…”
“Quiero cambiar, hacer otra cosa… Deseo el cambio pero tengo miedo…”
La observación afinada a lo largo de los años muestra claramente que más allá de la edad de quien consulta ya sea para orientación o para reorientación el aspecto económico reviste importancia y la pregunta siempre existe:
“Voy a poder ganar el dinero necesario para vivir en esta carrera u
ocupación”
Vemos entonces que hay una articulación donde el resultado económico, el gusto por el rol profesional y la obtención de una titulación se conjugan en la totalidad de los casos armando con cierta singularidad la tabla de valores de aquel que busca la incorporación en el mundo del trabajo
Si nos abocamos seguidamente a los adultos que consultan vemos que estamos frente a un tema que hace foco en una confluencia de acontecimientos que podrían ser enumerados de la siguiente forma:
El disparador no es un cambio de etapa evolutiva en todo caso podría tratarse de un deseo de cambio en virtud de deseos o necesidades.
Si existen presiones familiares no provienen como podría ser en la etapa adolescente de la familia de origen sino de la propia familia creada, con requerimientos continuos para el sostenimiento de los gastos mensuales y en muchos casos con expectativas de un incremento económico.
Es así como muchos llegan a la consulta, en medio de una crisis frente a la cual nos disponemos a crear una alianza de trabajo que propicie el cambio para mayor satisfacción del consultante, es decir un modelo tratamiento que busca signar lo bueno de lo malo que puede traer el momento crítico.
Los aportes que provienen del campo de la Creatividad permiten ofrecer al consultante la apertura de perspectivas desconocidas que lleven hacia descubrimientos adecuados a sus nuevos deseos.
Sabemos que si siempre transitamos los mismos caminos las huellas serán siempre las mismas. Romper la circularidad de la rutina que aburre y deprime trae una esperanza de aquello que no está pero que es posible. Se abre entonces una posibilidad que puede tomar forma a partir de una clara propuesta que genere las condiciones para sondear lo original implementando modos y estrategias nuevas.
La imaginación y el criterio de realidad se asocian para dar lugar a un nuevo proyecto de vida que tramite adecuadamente:
-La historia personal
con las características propias que todo ser humano trae a la vida
con las peculiaridades de su crianza
-El entorno contextual de país inmerso en un mundo global
Lic. Liliana Gimeno
“¿No sé qué me pasa? Siento que quiero abrir otras cosas, aunque no sé
exactamente cuáles”.
“Creo que en cualquier momento me despiden, no sé qué voy hacer… tengo
que sostener una estructura con hijos acostumbrados a ciertos gastos,
pienso esto y me ahogo, me falta el aire…"
La llegada al consultorio de muchos pacientes que, en plena etapa productiva, buscan inserciones nuevas en el campo laboral, me hicieron pensar con mayor hondura los temas vinculados a la Reorientación Vocacional y de Carrera Profesional de los adultos.
Dos variables fuertes inciden notoriamente en las nuevas búsquedas de incorporación en el espacio de trabajo:
El primer aspecto está vinculado a la persona atravesada por dos posibles situaciones
a) deseo incumplido, suspendido
b) descubrimiento “tardío” en un momento evolutivo inesperado para una reelección vocacional.
Esta primera situación se presenta como una crisis a nivel personal con raíces en el propio encuentro de la persona con las realidades que atraviesa en su cotidiano vivir.
La otra variable que mencioné está vinculada a las crisis de nuestro país, con escenarios inmersos en un contexto internacional con fluctuaciones importantes y encrucijadas resultantes del agotamiento de modelos políticos, salarios inadecuados, disminución en las ventas con las consecuentes contracciones del mercado laboral, en definitiva, todos elementos que se yuxtaponen para pérdidas de puestos de trabajo en momentos imprevistos por el ser humano que debe avizorar un nuevo horizonte laboral en medio de un stress que lo debilita para tal empresa.
Vemos hasta aquí dos tipos de crisis, una que podríamos llamar crisis estrictamente personal donde sólo juega la propia historia, deseos, presiones familiares, miedos a la hora de elegir y decidir y otra, que podríamos llamar crisis contextual que es la resultante de políticas socio-económicas en el mundo globalizado que vivimos con nuevas legalidades y velocidades que imprimen una modalidad distinta en la relación ser humano-trabajo. Esta macrocrisis hace blanco en cada persona de una forma peculiar según estén dadas las condiciones que enmarcan el momento vital de cada cual y traen en un gran número de casos angustia, ansiedad, miedos, con posibilidad de propiciar la aparición de enfermedades de diverso tipo. Vemos así que la crisis contextual puede golpear de diversas formas a seres individuales, familias y empresas que se ven enfrentadas a resolver problemas económicos acuciantes e inesperados.
Sabemos que hoy es necesario pensar un nuevo mercado de trabajo, con las readaptaciones que todo cambio requiere. En la era industrial, el trabajo era para toda la vida, hoy vemos que hay una clara tendencia a los servicios del autoempleo. En este punto es necesario dar un espacio significativo a la creatividad ya que sería deseable que las personas pudieran tener las herramientas para generar su proyecto propio de trabajo.
Por otra parte el concepto de “tercerización” se va imponiendo, con lo cual cada persona necesita ampliar más aquello que puede ofrecer en su trabajo. La búsqueda entonces de ideas novedosas que hagan marca distintiva en el medio en que se mueven y el desarrollo del propio proyecto garantizaría una mayor estabilidad.
Estamos pues ante lo que se podría llamar la empresa unipersonal, en tal sentido todo aquello que facilite el despliegue de la creatividad, la búsqueda de alternativas, la mirada puesta sobre nuevos desafíos, respuestas originales a viejos problemas y creación de nuevos problemas harán posible la creación de seres humanos acordes a las exigencias de una época atravesada por los cambios que trae en nuevo milenio.
Como terapeuta especialista en Orientación Vocacional-Ocupacional atiendo consultas ligadas al trabajo, ya sea en el momento inmediato una vez terminada la escuela media (en general etapa adolescente) o en cualquier momento de la vida de aquellos que consultan por insatisfacciones de diverso tipo (en muchos casos adultos). Este segundo tipo de consulta se ve incrementado cada vez más debido a las siguientes causas, entre otras : crisis económica, cambios producidos por la tecnología y mayor libertad para cuestionar el quehacer laboral
Muchos de los interrogantes y expresiones que he escuchado giran en derredor a temas ligados a:
-Obtención de una titulación
- Resultados económicos,
-Tiempos de elección (tiempos marcados desde un afuera, ya que el medio social y la estructura de enseñanza señalan en forma tajante un momento para estudiar y otro para inserción en el campo laboral, es decir, cambios de etapa, que, en muchas oportunidades no se ajusta al deseo o a la posibilidad de cada ser singular)
“¿No sé qué me pasa? Siento que quiero abrir otras cosas, aunque no sé
exactamente cuáles. “
“Creo que en cualquier momento me despiden, no sé qué voy hacer… tengo que sostener una estructura con hijos acostumbrados a ciertos gastos, pienso esto y me ahogo, me falta el aire…”
“Si quisiera retomar aquello de mis años juveniles no sé qué dirían mis hijos”.
“Descubrí que me gusta el mundo informático, y aunque me cuesta aprender algunas cosas siento que no me puedo despegar, me apasiona… No siento lo mismo cada vez que tengo que ir a trabajar”
“Sé que me siento frustrado, no sé si quiero seguir trabajando en el mismo
lugar, haciendo lo mismo, con la misma gente de siempre…”
“Quiero cambiar, hacer otra cosa… Deseo el cambio pero tengo miedo…”
La observación afinada a lo largo de los años muestra claramente que más allá de la edad de quien consulta ya sea para orientación o para reorientación el aspecto económico reviste importancia y la pregunta siempre existe:
“Voy a poder ganar el dinero necesario para vivir en esta carrera u
ocupación”
Vemos entonces que hay una articulación donde el resultado económico, el gusto por el rol profesional y la obtención de una titulación se conjugan en la totalidad de los casos armando con cierta singularidad la tabla de valores de aquel que busca la incorporación en el mundo del trabajo
Si nos abocamos seguidamente a los adultos que consultan vemos que estamos frente a un tema que hace foco en una confluencia de acontecimientos que podrían ser enumerados de la siguiente forma:
El disparador no es un cambio de etapa evolutiva en todo caso podría tratarse de un deseo de cambio en virtud de deseos o necesidades.
Si existen presiones familiares no provienen como podría ser en la etapa adolescente de la familia de origen sino de la propia familia creada, con requerimientos continuos para el sostenimiento de los gastos mensuales y en muchos casos con expectativas de un incremento económico.
Es así como muchos llegan a la consulta, en medio de una crisis frente a la cual nos disponemos a crear una alianza de trabajo que propicie el cambio para mayor satisfacción del consultante, es decir un modelo tratamiento que busca signar lo bueno de lo malo que puede traer el momento crítico.
Los aportes que provienen del campo de la Creatividad permiten ofrecer al consultante la apertura de perspectivas desconocidas que lleven hacia descubrimientos adecuados a sus nuevos deseos.
Sabemos que si siempre transitamos los mismos caminos las huellas serán siempre las mismas. Romper la circularidad de la rutina que aburre y deprime trae una esperanza de aquello que no está pero que es posible. Se abre entonces una posibilidad que puede tomar forma a partir de una clara propuesta que genere las condiciones para sondear lo original implementando modos y estrategias nuevas.
La imaginación y el criterio de realidad se asocian para dar lugar a un nuevo proyecto de vida que tramite adecuadamente:
-La historia personal
con las características propias que todo ser humano trae a la vida
con las peculiaridades de su crianza
-El entorno contextual de país inmerso en un mundo global