Un ejemplo muy frecuente de error de atribución general puede ocurrirnos cuando estamos conduciendo en una autopista y se nos cruza por delante otro conductor, que --en una maniobra rápida-- busca no perder la próxima salida. En esos casos, instantáneamente nos enojamos y pensamos:
- que el otro conductor lo hizo a propósito o
- que es un inútil que no sabe conducir o
- que se cree el dueño de la autopista o
- %$#& /%&##% ! ! !
Sin embargo, alguna vez seguramente nos ha pasado que fuimos nosotros los que realizamos la maniobra rápida porque:
- estábamos apurados o
- calculamos mal la distancia para salir de la autopista o
- no vimos el cartel de señalización hasta último momento o
- era la primera vez que pasábamos por el lugar y estábamos perdidos