El Crealogar Activo frente al Mimetismo Inconsciente

 

El Crealogar Activo frente al Mimetismo Inconsciente

Lic. Carlos Churba

En esta texto establezco una distinción entre la pasividad de la absorción (Mimetismo Inconsciente) y la conciencia de la creación (Crealogar Auténtico), vinculando este último con la resonancia existencial (Hartmut Rosa), la postura ética y erótica (Herbert Marcuse), y el encuentro Yo-Tú (Martin Buber) como caminos hacia la autenticidad y la síntesis creadora.

El ser humano es, por naturaleza, una entidad en diálogo constante.

La identidad no se forja en el vacío, sino en la interacción continua con el otro y el entorno.

En este proceso de moldeo mutuo, surgen dos fenómenos cruciales que definen la calidad de nuestra contribución relacional: el mimetismo inconsciente y el crealogar auténtico.

Si bien ambos implican un acercamiento a la voz del otro, la diferencia fundamental radica en la postura: la pasividad de la absorción frente a la conciencia de la creación.

El mimetismo inconsciente es una fuerza silenciosa que nos conecta y nos adapta, pero también nos desafía a distinguir entre lo que imitamos y lo que realmente somos.

En estas líneas tratamos de convertirlo en objeto de reflexión para abrir un camino hacia la autenticidad y la presencia plena.

El mimetismo puede entenderse, en efecto, como la versión pasiva y desdibujada del crealogar, mientras que el auténtico crealogar exige una participación activa y reflexiva del ser.

El mimetismo inconsciente opera como una respuesta automática de supervivencia o pertenencia, cuando la persona, sin intención consciente, absorbe y reproduce los patrones, discursos o emociones del otro.

En este estado, la identidad propia no se mantiene en diálogo, sino que se diluye, actuando como un mero espejo o un eco.

Es una absorción sin discernimiento, donde no existe la elección de qué tomar ni el proceso de digestión y transformación. La voz interior se silencia para adoptar el tono exterior, llevando a una pérdida de la autenticidad.

El resultado no es la generación de algo nuevo, sino la simple amplificación de lo preexistente; es un acto de replicación que frena el potencial creativo latente en todo encuentro.

En contraste, el crealogar auténtico es una manifestación de la creatividad en su forma dialógica. Es un proceso activo y consciente: un encuentro donde cada parte aporta su voz única y soberana, manteniéndola firme, pero abierta a la influencia.

El crealogar implica una elección deliberada sobre qué elementos del otro "me inspiran, me movilizan" y cómo transformarlos para la creación compartida.

Esta postura activa de resonancia evita la dilución del "yo" y fomenta la síntesis, la fusión de las voces para generar una "tercera cosa" que es intrínsecamente nueva y que no existiría sin el encuentro.

 

Crealogar como Resonancia Existencial

Este acto de crealogar trasciende el mero ámbito interpersonal para convertirse en un diálogo con la existencia misma. En un mundo ensordecido por la velocidad y el ruido, la invitación de Hartmut Rosa a la resonancia se vuelve fundamental.

Su concepto evoca la posibilidad de que el mundo deje de ser un objeto mudo frente a nuestra mirada utilitaria, convirtiéndose en una presencia viva capaz de "hablarnos".

Pero escuchar al mundo, como sugirió Adorno, implica aprender a escuchar al viento: ese susurro que no pide ser descifrado, sino simplemente sentido; una melodía que nos recuerda que no somos los dueños del cosmos, sino parte de él.

Crealogar es, por tanto, abrirnos al mundo no para imponerle nuestra voluntad de dominio, sino para recibir lo que tiene para ofrecernos, creando un conversatorio con propósito creador.

Es una forma de co-creación donde no hay dominador ni dominado, sino un intercambio constante de significados.

Para que este diálogo sea pleno, requiere la profundidad de lo poético.

Surge aquí el Poetizar la vida: el arte de devolverle a cada momento su misterio, de permitir que lo ordinario brille con la luz de lo extraordinario.

Es tomar la resonancia de Hartmut Rosa y darle forma, color, y textura a través del acto creativo.

 

La Postura Ética y Erótica

Sin embargo, esta apertura al mundo exige una renuncia radical: la renuncia a controlar.

Aquí, la visión de Herbert Marcuse nos ofrece una alternativa: una relación erótica con el mundo. No erótica en su sentido reducido, sino como una actitud de entrega, de escucha profunda, de conexión plena.

En esta relación, el mundo no es visto como un recurso para explotar o poseer, sino como un compañero para descubrir y sentir.

Se trata de habitar el mundo desde el deseo de crear, comprender, no de la necesidad de dominar.

 

Este camino de encuentro fue magistralmente trazado por Martin Buber al hablarnos de la relación Yo-Tú, en oposición a la relación Yo-Eso.

Mientras que el Yo-Eso reduce al otro (sea persona, paisaje o idea) a un objeto funcional, el Yo-Tú propone un encuentro auténtico, donde el otro es visto y sentido en su totalidad, sin filtros ni expectativas.

Esta relación exige una actitud de apertura radical, un compromiso pleno con el momento presente –un concepto tan vital para Thich Nhat Hanh–, ya que es en este compromiso donde se disuelve el mimetismo.

 

Del Mimetismo a la Síntesis Creadora

El puente entre el mimetismo ineficaz y el crealogar transformador es precisamente la presencia.

Cuando se introduce la atención plena y la conciencia en la interacción, la absorción automática se metamorfosea en una resonancia creativa.

Estar presente implica ser consciente de las propias fronteras y de la intención. No se trata de "copiar" al otro, sino de "dejarse afectar" por él.

Este matiz es crucial: ser afectado significa permitir que la experiencia del otro resuene con las propias vivencias, transformando el influjo externo en materia prima para la propia expresión creativa.

El mimetismo es reactivo; la resonancia y el crealogar son proactivos y transformadores, un motor que convierte la similitud superficial en profunda sinergia.

En este tejido de ideas –resonancia, crealogar, poetizar, escuchar al viento, vivir eróticamente el mundo, encontrarse en el Yo-Tú– se gesta una forma de vida que desafía los paradigmas de dominio y control.

El mimetismo inconsciente nos condena a la repetición y al anonimato del grupo, mientras que el crealogar activo y consciente nos eleva a la co-creación y a la expresión plena de una identidad que es fuerte precisamente porque es capaz de influir y dejarse influir sin desvanecerse.

Sabemos que es un camino difícil, quizás porque requiere que renunciemos a tantas certezas modernas pero es un camino necesario.

En nuestro trabajo psicoterapéutico lo intentamos.

En cada acto de escucha, en cada momento de encuentro, el paciente y nosotros redescubrimos lo que significa, participar de un acto creativo, es abrir juntos un camino hacia la autenticidad y la presencia plena, es simplemente estar vivos.